Unidad 3: Filosofía Política
OA
3 Dialogar sobre problemas contemporáneos de la ética y la política,
confrontando diversas perspectivas filosóficas y fundamentando visiones
personales.
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1. Introducción — el telos político de la vida
humana
Aristóteles
(384-322 a. C.) concibe al ser humano como zóon politikón: un ser
naturalmente orientado a la vida en comunidad. Esta idea ancla toda su teoría
política: la polis no es un mero convenio utilitario, sino el marco
indispensable para alcanzar la eudaimonía (florecimiento) que, a su vez,
culmina la perfección de nuestra racionalidad y sociabilidad. La política, por
tanto, no es arte subalterna, sino «la ciencia arquitectónica» que ordena las
demás y prescribe las condiciones externas de la vida buena.
2. Contexto histórico e influencias
Aristóteles
escribe la Política tras décadas de estudio empírico sobre 158
constituciones griegas y bárbaras. Conoce el declive de la polis clásica
(Atenas, Tebas) y la expansión macedónica de Filipo y Alejandro. Frente al
ideal platónico de la República, el Estagirita adopta un enfoque menos
utópico y más empírico: parte «de las cosas tal como son» para indagar «cómo
podrían llegar a ser mejores». Su método combina observación histórica,
análisis lógico y teleología natural.
3. Fundamentos éticos y antropológicos
- Teleología: todo ser posee un fin
natural (telos). En los humanos, dicho fin es la actividad racional
conforme a virtud.
- Ética y política: la Ethiké estudia
la formación del carácter individual; la política, la excelencia
colectiva. No hay dicotomía: la virtud cívica se cultiva solo en
instituciones adecuadas (leyes, educación pública).
- Naturaleza social: el individuo aislado es «o
una bestia o un dios»; fuera de la comunidad le falta la autarquía
material y la perfección moral.
4. La polis y su finalidad
Aristóteles
distingue entre formas de asociación: familia (oikía), aldea y polis.
Cada nivel subsume al anterior y completa su propósito:
- Familia → supervivencia
(reproducción, sustento).
- Aldea → conveniencia
(intercambio, seguridad).
- Polis → vida buena (to eu zen).
La ciudad
no nace solo «para vivir» (zen) sino «para vivir bien» (eu zen).
De ahí que el criterio para evaluar constituciones sea moral, no exclusivamente
funcional: ¿fomenta la virtud de sus ciudadanos?
5. Ciudadanía, educación y virtud
Aristóteles
reserva el título de ciudadano a quienes participan en deliberar y juzgar:
poseer krísis (discernimiento) y arché (poder). Para conservar la
polis, estos ciudadanos deben compartir:
- Virtud moral: templanza, justicia,
valentía, amistad cívica.
- Virtud dianoética: phrónēsis
(sabiduría práctica) para ponderar el bien común.
La educación pública —música, gimnasia, lectura, entrenamiento militar y, sobre todo, hábito de deliberación— es tarea del legislador. A diferencia de Platón, Aristóteles distribuye funciones sin abolir la propiedad privada ni la familia, pues cree que estas instituciones, moderadas por leyes, incentivan responsabilidad y afectos.
6. Justicia distributiva y correctiva
En la Ética
Nicomaquea V y en la Política, Aristóteles expone varias nociones de
justicia:
- Distributiva (proporcional): reparte
honores y recursos según mérito (virtud + contribución).
- Correctiva (igualadora): restablece un
equilibrio aritmético tras daños.
- Recíproca (económica): regula el
intercambio proporcional en el mercado.
La tensión entre igualdad numérica (uno-a-uno) e igualdad proporcional (según excelencia) atraviesa sus propuestas constitucionales.
7. Tipología de las constituciones
Mediante
la lógica de «forma justa vs. desviada» (según busquen el bien común o el particular),
distingue:
Número
de gobernantes |
Forma
correcta |
Desviación |
Uno |
Monarquía |
Tiranía |
Pocos |
Aristocracia |
Oligarquía |
Muchos |
Politeia (mixta) |
Democracia extrema |
El criterio no es pura cantidad, sino cualidad:
¿gobiernan conforme a ley y en beneficio de la comunidad?
8. La constitución mixta (politeia) y la
clase media
Tras
analizar revueltas estasis y ciclos de corrupción, Aristóteles propone como
régimen «más realizable» una combinación de elementos oligárquicos y
democráticos:
- Propiedad privada extendida,
pero con límites que impiden acumulaciones extremas.
- Participación de la clase
media (mesé) en magistraturas y jurados.
¿Por qué? Porque quienes poseen ingresos moderados «desean lo que otros tienen y otros pueden desear lo suyo», evitando resentimiento y arrogancia; al tiempo que cuentan con ocio suficiente para ejercer cargos. La politeia equilibra libertad e igualdad mediante leyes que impiden a cualquier grupo monopolizar el poder.
9. El mejor régimen absoluto
En los
libros VII-VIII de la Política, dejando de lado limitaciones históricas,
Aristóteles describe un «mejor régimen posible» donde:
- El territorio es autosuficiente
y defendible.
- La población es homogénea y
no excesiva (para conocerse y obedecer la ley).
- Los ciudadanos (varones
libres) alternan ocio filosófico y servicio militar.
- La propiedad se reparte en
lotes hereditarios; los esclavos (o trabajadores libres en lecturas
modernas) cubren las labores productivas.
Aunque ideal, este diseño mantiene la estructura polis y presupone una ética de la virtud, no la abolición de la desigualdad social característica de la época.
10. Causas de cambio y estabilidad
Aristóteles
examina el deterioro de constituciones:
- Causas materiales: desigualdad económica,
deuda, pobreza.
- Causas morales: ambición, miedo,
demagogia, corrupción.
- Causas institucionales: concentración de
magistraturas, descuido de la ley, falta de educación cívica.
Para
preservar la estabilidad recomienda:
- Leyes precisas y respetadas
por gobernantes.
- Vigilancia sobre ingresos y
gastos públicos.
- Celebraciones comunes que
refuercen la amistad cívica (philía politiké).
- Rotación amplia de cargos y
jurados.
11. Críticas internas y recepción
histórica
- Esclavitud
natural:
Aristóteles justifica la esclavitud para quienes «solo comprenden la razón
en otro». Esta tesis ha sido intensamente criticada y abandonada.
- Sexismo: la exclusión de mujeres de
la deliberación contradice su premisa de que la razón es la forma humana
superior.
- Autarquía
de la polis:
tras el helenismo y la emergencia de imperios, la autosuficiencia local
dejó de ser viable; sin embargo, su énfasis en la escala humana inspira
teorías republicanas y comunitarias.
A pesar de estas limitaciones contextuales, la
noción de ciudadanía virtuosa, la clasificación de regímenes y la idea de una
clase media estabilizadora han influido en la teoría republicana romana, los pre-modernes
(Maquiavelo, Montesquieu), el neo-aristotelismo contemporáneo (Alasdair
MacIntyre) y propuestas de democracia deliberativa.
12. Vigencia y aplicaciones
contemporáneas
- Ciudadanía
activa: su
confianza en la deliberación de iguales resuena en modelos participativos
y sorteo cívico (demarchy).
- Preeminencia
de la virtud pública: invita a repensar la política como formación de carácter cívico,
más allá de la agregación de preferencias.
- Equilibrio
de poderes: la
noción de mezcla y control mutuo se anticipa a la teoría de pesos y
contrapesos modernas.
- Clases
medias y estabilidad: debates actuales sobre desigualdad y populismo retoman su
argumento de que la polarización económica mina la república.
- Bien
común y justicia distributiva: sus categorías sirven para evaluar políticas
fiscales, educación y salud bajo criterios de proporcionalidad
meritocrática versus igualdad básica.
13. Conclusión
La filosofía política de Aristóteles articula
ética, antropología y análisis constitucional en un cuadro teleológico que
continúa interrogándonos. Al concebir el Estado como comunidad de fines éticos,
no como mero aparato coercitivo, propone una vara exigente para medir la
política: su capacidad de hacer mejores a quienes la componen. Aunque algunas
de sus tesis resultan inaceptables hoy, la fuerza de su metodología
empírico-normativa y la centralidad de la virtud cívica conservan una
sorprendente actualidad.
Preguntas de comprensión crítica
- Teleología política: ¿cómo fundamenta
Aristóteles la necesidad de la polis a partir de su teoría de las
causas y en qué se diferencia de un contrato social moderno?
- Ciudadanía: evalúa la restricción
aristotélica de la ciudadanía (varones libres ociosos). ¿Es coherente con
su principio de que la naturaleza no hace nada en vano?
- Clase media: ¿por qué considera
Aristóteles que la mesé es factor de estabilidad? Contrástalo con
teorías contemporáneas sobre desigualdad y populismo.
- Justicia distributiva: explique la tensión entre
igualdad aritmética y proporcional. ¿Puede la proporcionalidad justificar
desigualdades extremas?
- Constitución mixta: analice las ventajas y
límites del sistema mixto aristotélico frente a un presidencialismo
actual.
- Esclavitud natural: identifique los supuestos
antropológicos que sustentan esa defensa y formule una refutación desde la
antropología filosófica contemporánea.
- Ética y política: ¿es posible transplantar
hoy el ideal de virtud pública de Aristóteles en sociedades pluralistas
sin imponer una moral única? Argumente.
1. Teleología política y contrato social
Aristóteles parte de su teoría causal: todo ente tiene un fin natural (causa final); en el ser humano ese fin es la actividad racional conforme a virtud. Porque la virtud exige hábitos, leyes y cooperación, la polis es un requisito natural—no convencional—para realizar nuestro telos. A diferencia de los contractualistas modernos (Hobbes, Locke, Rousseau), la comunidad no surge para escapar al miedo ni para garantizar derechos pre-políticos, sino porque la naturaleza impulsa a los humanos a lograr juntos la vida buena (eu zen). En el contrato social el orden civil es un “artefacto” que se justifica por el provecho que reporta a individuos ya completos; en Aristóteles el individuo está incompleto fuera de la ciudad: «quien no pueda vivir en sociedad, o no necesite nada por su autosuficiencia, no es parte de la ciudad, sino una bestia o un dios» (Pol. I 2, 1253a).
2. Restricción de la ciudadanía y la teleología
Aristóteles reserva la ciudadanía plena a varones libres con ocio suficiente para deliberar y servir en armas. Esa exclusión se basa en dos tesis naturalistas hoy refutadas:
-
Jerarquías “naturales” de capacidad racional (sobre mujeres y esclavos).
-
Necesidad de tiempo libre no asalariado para la acción política.
La coherencia con su principio «la naturaleza nada hace en vano» es discutible: si la rátion define lo humano, excluir a quienes poseen razón socava la finalidad misma de la polis (perfeccionar la racionalidad común). El propio canon teleológico se vuelve autocrítico: si la finalidad de la ciudad es la virtud de todos sus miembros, obstaculizar el desarrollo cívico de una parte contradice esa finalidad.
3. Clase media como factor de estabilidad y lecciones actuales
Aristóteles observa que ricos y pobres son propensos, respectivamente, a la soberbia y al resentimiento; en cambio la mesé comparte tanto prudencia como moderación económica. Esta posición intermedia reduce la envidia hacia arriba y el miedo hacia abajo, y proporciona independencia material para la deliberación. Hoy, la evidencia empírica conecta la erosión de clases medias con picos de populismo y polarización: cuando el coeficiente de Gini crece, aumentan discursos antisistema y gobiernos personalistas (Milanović, 2016). La intuición aristotélica sigue vigente: sociedades con amplios estratos medios muestran mayor confianza interpersonal, menores tasas de violencia y ciclos electorales menos abruptos.
4. Igualdad aritmética vs. proporcional
La justicia distributiva exige dar “lo mismo a los iguales y cosas desiguales a los desiguales”. Para Aristóteles, méritos (virtud, servicio) justifican diferencias en honores y recursos: igualdad proporcional. Pero advierte que la proporcionalidad debe guardar relación con el bien común y la autarquía de todos; cuando los ricos acumulan poder solo «por su riqueza», la oligarquía deviene injusta. Así, la proporcionalidad no legitima desigualdades extremas que priven a otros de la autosuficiencia mínima para ejercer virtud. En clave moderna: un impuesto progresivo puede reflejar proporcionalidad (mayor beneficio, mayor contribución); en cambio, una brecha que condena a la pobreza estructural viola el núcleo aritmético de que todos son ciudadanos numéricamente iguales ante la ley.
5. Constitución mixta frente al presidencialismo
La politeía combina elementos democráticos (participación de la mayoría, sorteo parcial de cargos) y oligárquicos (requisitos patrimoniales moderados, exámenes de idoneidad). Esto limita tanto la tiranía de la mayoría como la captura oligárquica. En un presidencialismo contemporáneo el poder ejecutivo se concentra en una sola figura electa; los frenos provienen de órganos separados (legislativo, tribunales). El modelo aristotélico, en cambio, busca el equilibrio dentro del cuerpo ciudadano mediante rotación extensa y preeminencia de la ley sobre individuos. Ventajas: menor personalismo; incorporación orgánica de la clase media. Límites: escalabilidad (difícil con millones de habitantes) y exclusión de no propietarios. Algunas democracias deliberativas actuales remedian esto con mini-públicos sorteados y mandatos breves, acercándose al ideal mixto.
6. “Esclavitud natural”: supuestos y refutación
Supuestos aristotélicos:
-
Existen seres humanos con facultad racional insuficiente para autogobernarse; su bien consiste en ser dirigidos.
-
Las guerras “justas” producen legítimos esclavos.
Refutación contemporánea:
-
Las ciencias cognitivas muestran distribución continua, no categorías fijas, de capacidades; ninguna justifica propiedad de personas.
-
La dignidad humana se funda en la igualdad moral y la autonomía potencial, no en la eficacia intelectual actual (Kant, Rawls).
-
El argumento utilitarista (“conviene a ambos”) ignora que la libertad es irreductible a cálculo de beneficios externos; viola el principio de respetar a cada persona como fin.
Por tanto, la esclavitud contradice el propio estándar aristotélico de procurar el florecimiento racional de todos los seres capaces de logos.
7. Virtud pública en sociedades pluralistas
¿Puede recuperarse la exigencia de virtud cívica sin imponer una moral única? Dos vías:
-
Procedimentalismo robusto: promover virtudes cívicas “del marco” (tolerancia, honestidad epistémica, razonabilidad) que permiten a distintos proyectos de vida coexistir y deliberar (Rawls, Habermas). La ley no ordena qué concepción del bien perseguir, pero sí cómo discutirla públicamente.
-
Neocomunitarismo modular: ciudades y asociaciones locales cultivan prácticas de cuidado, voto informado y servicio comunitario; esa “ética republicana” es opt-in y diversa, no impuesta desde el Estado central.
En ambos casos se preserva la idea aristotélica de que la política debe mejorar a las personas, mientras se evita fijar contenidos comprensivos únicos. El resultado es una ética mínima compartida que sostiene el debate sobre fines plurales, más que un canon sustantivo uniforme.
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